Portada del sitio > Configuración > La Izquierda Diario - Género y Sexualidades
http://www.laizquierdadiario.com/Generos-y-Sexualidades
Artículos
-
Para Nicolás Márquez, el biógrafo de Milei, la homosexualidad es “insana y autodestructiva”
4 de mayo, por Discursos de odio — Géneros y Sexualidades, Homofobia, Homosexualidad, LGBT, Diversidad Sexual, Bloque mas leida con foto, LGBTIQ+, Géneros y Sexualidades, Homofobia, Homosexualidad, LGBT, Diversidad Sexual, Bloque mas leida con foto, LGBTIQ+En una entrevista en el programa de Ernesto Tenembaum en Radio con Vos, Nicolás Márquez, biógrafo y amigo del presidente, reprodujo discursos repletos de falsedades que fomentan el odio hacia homosexuales. La ultraderecha insiste con la batalla cultural contra el llamado “lobby lgbt”.
Nicolás Márquez es autor de libros como Milei, la revolución que no vieron venir junto a Marcelo Duclos, la biografia de Javier Milei elogiada por el presidente mismo, y El libro negro de la nueva izquierda junto al influencer reaccionario Agustín Laje. Márquez fue entrevistado el viernes en el programa de radio ¿Y ahora quién podrá ayudarnos? de Ernesto Tenembaum, donde reprodujo dichos falsos como “la homofobia no existe” o que los homosexuales son “insanos”.
Discursos de odio nada nuevos que a la par de discriminar a la diversidad sexual traen de fondo otras intenciones políticas. Márquez sostiene que “cuando el Estado promueve, incentiva y financia la homosexualidad como lo ha hecho hasta la aparición de Javier Milei en escena, está incentivando una conducta autodestructiva".
Prejuicios reaccionarios infundados
Para hacer tal afirmación Márquez se para en prejuicios reaccionarios de todo tipo. Cuando dice que la homosexualidad "es insana y autodestructiva” está patologizando. Hay un largo camino de debates que van desde el siglo XIX a esta parte donde sectores de la psiquiatría e instituciones médicas construyeron la idea de que las personas homosexuales eran enfermas simplemente por cuestionar la norma heterosexual. Una matriz de pensamiento donde “lo normal” o “lo natural” es la heterosexualidad, la sexualidad reproductiva entre hombres y mujeres.
Tuvieron que entrar en escena primero el movimiento de liberación sexual en 1970 y luego el activismo que peleaba por una respuesta estatal ante el VIH en los 1980, para que instituciones como la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos o la Organización Mundial de la Salud saquen de sus manuales de enfermedades a la homosexualidad. Lo mismo, pero mucho más recientemente, sucedió con la patologización que sufren las personas trans.
Al mismo tiempo, Márquez reproduce un estereotipo ya conocido donde se busca asociar a las personas LGBTIQ+ con el padecimiento de enfermedades de transmisión sexual y el consumo de drogas. La operación es sencilla, se busca infundir miedos y prejuicios, señalar como “lo otro”, “lo enfermo” para seguir perpetuando la idea de que lo normal es la heterosexualidad. Como si las enfermedades de transmisión sexual o el consumo de drogas solo fuese una realidad específica de la diversidad sexual, falso.
La mismísima Educación Sexual Integral, a la que tilda de “”adoctrinamiento en la ideología de género”, justamente busca desandar todos estos estereotipos, dar herramientas sobre salud sexual y al mismo tiempo dar respuesta a problemáticas que afectan a mujeres e infancias. Las estadísticas muestran que en muchos casos fue clave para detectar casos de abuso sexual en menores de edad.
Batalla cultural e intenciones polìticas
Con todos esos argumentos Márquez busca negar que existe una discriminación estructural hacia las personas LGBTIQ+, que se expresa de múltiples maneras: desde Estados que penalizan hasta la pena de muerte a homosexuales o con años de cárcel, la discriminación a la hora de acceder a la salud, la educación o un trabajo.
Esta batalla cultural que llevan adelante estos tiene distintos objetivos. Al atacar la ESI o la conquista del aborto legal, ponen como uno de sus enemigos al movimiento de mujeres que demostró que con la movilización en las calles se podían conquistar derechos. Es uno de los principales miedos del gobierno, como ya se vio con la marcha universitaria, en medio del plan de ajuste que tiene mayor impacto entre jubiladas, jubilados y toda la clase trabajadora.
Esta agenda contra la “ideología de género” les es útil para mostrarse con distintas iniciativas, como el intento de cierre del INADI, y al mismo tiempo señalar como responsables del estado actual de las cosas (la crisis económica y social, el aumento de la pobreza, etc.) a sectores sociales como las mujeres o la diversidad sexual, parándose en la incertidumbre, los miedos y los prejuicios que atraviesan a la sociedad que se van amplificando a la par de la crisis. Por eso es necesario desenmascarar de manera contundente estos discursos reaccionarios, que por doble partida buscan fomentar la discriminación y dividir a la misma mayoría social que está sufriendo los recortes en jubilaciones y salarios.
Te puede interesar: ¿Qué es la ideología de género?
-
¿Qué es la sororidad?
3 de mayo, por El Círculo Rojo — Géneros y Sexualidades, Feminismo, Columnistas Vertical , Edición México, El Círculo Rojo, sororidad, Géneros y Sexualidades, Feminismo, Columnistas Vertical , Edición México, El Círculo Rojo, sororidadSilvia Lospennato y otras mujeres que votan contra mujeres. ¿Criticar a otra mujer es poco sororo? Origen, debates e ideas sobre la sororidad. Columna de cultura de El Círculo Rojo.
· Una de las personas a las que Milei agradeció por la aprobación de la Ley Bases fue Silvia Lospennato, diputada del PRO.
· Quizás alguien no se acuerda pero en 2018, en varios medios se leía “la sorora Lospennato”, por su apoyo al aborto legal, llegó a publicarse su apasionado discurso de cierre. No importó que seis meses antes hubiera votado con la misma pasión contra la mayoría de las mujeres cuando apoyó la reforma previsional del entonces presidente Mauricio Macri.
· El la sesión del Congreso que le dio media sanción a la Ley Bases, Silvia Lospennato volvió a votar contra la mayoría de las mujeres y confirmó que el aborto legal fue una excepción en su trayectoria parlamentaria de votar contra la mayoría de las mujeres.
Mirá la columna completa acá
¿Qué es la sororidad?
· La palabra viene de soror (del latín “hermana consanguínea”). Habla de una relación de amistad y solidaridad en contraposición al prejuicio patriarcal de que es imposible la amistad entre mujeres (porque se supone que existe una eterna competencia entre nosotras por ser elegidas por un varón).
· El término se impuso durante la segunda ola feminista en Estados Unidos y Europa en los años 1970 con las palabras sisterhood en inglés, sororité en francés (hermana en esos idiomas).
· Sororidad definía el vínculo entre mujeres en la lucha contra el patriarcado. Siempre tuvo un contenido político y siempre implicó debates.
Críticas y debates
· Una de las primeras en hablar de sisterhood (sororidad) fue Kate Millet, autora de Política Sexual y referente del feminismo radical.
· Una de las críticas más importantes y acertadas a la idea de sororidad vino de bell hooks, feminista negra estadounidense, autora de El feminismo es para todo el mundo.
· Criticaba la idea de sororidad porque escondía las diferencias entre las mujeres (explicaba que la opresión no es universal en el capitalismo, se mezclan otros problemas como la clase social, el origen o la etnia) y se concluía que el enemigo son los varones y no el patriarcado.
· bell hooks decía: “más que vincularnos sobre la base de una victimización común o en respuesta a un falso sentido de un enemigo común, tenemos que vincularnos sobre la base de nuestro compromiso político por un movimiento feminista que busca terminar con la opresión sexista”. Para ella esa era la “esencia" de la sororidad.
· En los años 1980 se extiende y amplía el uso de la palabra sororidad. También se hace más difusa, tiende a ser amistad y colaboración entre mujeres. Su contenido político queda en segundo plano. Pero los debates continúan, en un contexto en el que una parte del movimiento feminista ya estaba integrado a empresas, organismos oficiales y más adelante directamente gobiernos.
Te puede interesar: Con otros ojos. Amistad entre mujeres
Sororidad y feminismo
· Con el impacto de las movilizaciones feministas en el mundo, especialmente a partir de Ni Una Menos en 2015, la amplificación fue todavía mayor y a veces incluye distorsiones (sobre todo en redes sociales y medios masivos de comunicación): ser sorora suele reducirse a apoyar a otras mujeres, a no criticar a otra mujer. Su contenido político queda todavía más relegado.
· La sororidad no tiene que ver con eso. Si se aprueba la Ley Bases, nueve de cada diez mujeres no van a poder jubilarse, los empleadores podrán obligar a trabajadoras embarazadas a trabajar hasta 10 días antes del parto. Acá tomo prestado algo que dijo la diputada nacional del Frente de Izquierda, Myriam Bregman: “las que voten esto, nunca más se llamen feministas”.
· Diputadas como Silvia Lospennato del PRO o Karina Banfi de la UCR no eran sororas en 2018 y no lo son ahora. Son arquitectas de políticas que mantienen los privilegios de una clase minoritaria dueña de todo (donde además las mujeres son minoría), y reproducen la desigualdad para la mayoría, sobre todo para las mujeres, que son a su vez mayoría en el empleo precario y la pobreza.
· La sororidad habla de una hermandad en la lucha contra el machismo, contra la opresión. Y esto creo que es un piso, para pensar y luchar por otra sociedad, verdaderamente igualitaria. La filósofa inglesa Lorna Finlayson plantea un interrogante relevante con respecto a estos debates: “la pregunta importante no es si es posible que exista un capitalismo sin discriminación de género, sino si esa sería una igualdad por la que valga la pena luchar”.
-
Observatorio de Violencia Obstétrica de Mendoza: "Hoy es un día para que recordemos y visibilicemos la tremenda desigualdad en los cuidados de nuestras crías"
1ro de mayo, por Tribuna abierta — Géneros y Sexualidades, Mendoza, violencia obstétrica, Día Internacional de los Trabajadores, 1 de mayo, Géneros y Sexualidades, Mendoza, violencia obstétrica, Día Internacional de los Trabajadores, 1 de mayoCompartimos el texto publicado por el Equipo Observatorio de Violencia Obstétrica de Mendoza, a propósito del Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras a pocas horas de que el Congreso Nacional haya dado media sanción a la Ley Bases que, entre otras cosas, la mujer embarazada tenga la "posibilidad" o sea "invitada" a trabajar hasta 10 días antes de su fecha probable de parto.
En el día de el/la trabajadora/o:
Ayer 142 diputadxs votaron entre tantas otras cosas que la mujer embarazada tenga la "posibilidad" o sea "invitada" a trabajar hasta 10 días antes de su fecha probable de parto.
La crianza y tareas de cuidados siempre han sido un trabajo feminizado y no remunerado.
Las mujeres seguimos siendo quienes garantizamos esos cuidados y tareas invisibles pero que sostienen el sistema y posibilita su funcionamiento a costa, muchas veces de nuestra salud, nuestro empobrecimiento, nuestro desarrollo en otros ámbitos. La igualdad de oportunidades no será posible mientras se sostenga la desigualdad entre quienes se hacen responsables de los cuidados, la precarización laboral, la gran disminución de los ingresos familiares, el permanente hostigamiento de los y las funcionarixs que nos someten a las peores condiciones de vida mientras siguen legislando a favor de las ganancias de empresarixs y quitándonos derechos.
Hoy es un día para que recordemos y visibilicemos la tremenda desigualdad en los cuidados de nuestras crías, las consecuencias en nuestra salud al dedicarle, porque somos responsables y porque además amamos a nuestras crías, la mayoría de nuestras horas diarias a la par de nuestros trabajados asalariados y la lucha que llevamos a cabo en distintos espacios.
Que hoy nos estén quitando días de descanso cuando estamos gestando es otra manifestación de la misoginia, de la opresión y odio que quieren sostener sobre nuestros cuerpos sobre nuestras vidas y la de nuestros hijxs.
No permitamos que esto siga sucediendo.
Acá estamos. Somos cada vez más.
Un enorme abrazo de lucha a todas las mujeres y otras identidades que maternan, trabajadoras asalariadas y no asalariadas.
Equipo Observatorio de Violencia Obstétrica de Mendoza.
<script async src="//www.instagram.com/embed.js"></script>
-
Bregman: “No se digan feministas las diputadas que levanten la mano para votar esta ley”
29 de abril, por Ley Bases — Política, Géneros y Sexualidades, Reforma laboral, Myriam Bregman, Congreso de la Nación , Cámara de Diputados, Edición Chile, Ley Ómnibus, Feminismos, #ArgentinaResiste, Política, Géneros y Sexualidades, Reforma laboral, Myriam Bregman, Congreso de la Nación , Cámara de Diputados, Edición Chile, Ley Ómnibus, Feminismos, #ArgentinaResisteComienza la sesión para tratar la Ley Bases. La diputada Myriam Bregman intervino en la cuestión de privilegio denunciando lo que se pretende votar en contra del pueblo trabajador.
Reproducimos algunas de las definiciones que realizó en su intervención la diputada del PTS en el Frente de Izquierda:
En días que miramos asqueadas cómo se adaptan a los nuevos sillones del poder, o cómo aumentan dietas privilegiadas a escondidas, vemos con la misma repulsión cómo atacan al movimiento de mujeres.Es lógico que nuestro potente movimiento haya sido identificado como uno de los principales enemigos de este gobierno: porque disputamos los roles de género y cuestionamos sus prejuicios y privilegios.
Hoy piensan ir mucho más allá que propinar agravios en un discurso presidencial o bajar unos cuadros. Hoy piensan atacar las condiciones de vida de las mujeres.
Si estas leyes se aprueban:
- 9 de cada 10 mujeres no se podrán jubilar por la derogación de la moratoria. Mujeres que realizan las tareas en el hogar, las tareas de cuidado, y eso no es considerado como trabajo. Y ahora de hecho suben la edad jubilatoria a los 65 años. Alguno que hace bobadas en tik tok para el presidente me dijo que aumentar la edad jubilatoria como se pretende es un acto de igualdad. Pobre pibe, no sabe la mayor parte de los países –capitalistas- de América latina tiene una compensación por las tareas domésticas que realizan las mujeres, crianza de los niños y porque cuando trabajan lo hacen en forma irregular y con menores salarios.
- Otras serán obligadas a trabajar hasta días antes del parto. Recuerdo el relato de las obreras de una multinacional alimenticia cuando nos contaban cómo golpeaban su panza contra las máquinas por los ritmos de explotación.
- Si se aprueban, las indemnizaciones por trabajo doméstico, una tarea llevada adelante mayoritariamente por mujeres, bajarán.
- Del millón 200 mil monotributistas sociales, más de la mitad son mayoritariamente mujeres, que así pueden darle una cobertura social mínima a sus hijos y aportar jubilación, llevan los montos tan altos que ellas volverán a la más atroz informalidad. Obreras de fábricas recuperadas, cocineras en comedores populares, recicladoras urbanas. ¿Les parece que ellas son la casta?
- En el empleo privado te pueden imponer que trabajes hasta 10 días antes de parir. A las empleadas del Estado las pueden despedir aunque estén por licencias por embarazo
- En un ataque a una lucha claramente identificada con las mujeres, como es la lucha de las abuelas por tener un Banco nacional de datos genéticos, también lo atacan y no es casual, porque detrás de estas leyes están los que se beneficiaron con el golpe genocida
Siempre dijimos que, si nos tocan a una, nos tocan a todas.
Canjean nuestras vidas, para pagarle al FMI.
Está en juego el futuro de millones. Por eso las feministas socialistas decimos bien claro: “Ni cómplices ni sometidas”
Y les pido por favor, las que voten esto, nunca más se llamen feministas.
La fuerza la tenemos. Hay que organizarla. Tenemos que volver a las calles compañeras. No vamos a permitir que canjeen nuestros derecho ni oportunistas de ningún tipo ni gobernadores. No vamos a esperar los tiempos de los secretarios generales.
-
Las nuevas derechas avanzan en un camino allanado por el neoliberalismo
28 de abril, por Jornadas Rosa Luxemburgo — Géneros y Sexualidades, Rosa Luxemburg, Edición México, Edición Venezuela, Feminismo socialista, #Feminismo, #PanYRosas, Nuevas Derechas, Géneros y Sexualidades, Rosa Luxemburg, Edición México, Edición Venezuela, Feminismo socialista, #Feminismo, #PanYRosas, Nuevas DerechasEl 19 y 20 de abril se llevó adelante el Encuentro Feminista Internacional organizado por la Fundación Rosa Luxemburgo (FRL), con sede en la Facultad de Ciencias Sociales - UBA. El evento llamado “Radicalizar la democracia: estrategias feministas ante la nueva derecha” constó de más de veinte paneles sobre diversos temas, donde debatieron referentes de distintas organizaciones feministas, con militancia política, sindical, social en diversos ámbitos.
Reproducimos a continuación la participación de Celeste Murillo de Pan y Rosas en la mesa “¿La rebeldía se volvió de derecha?”, coordinada por Vanina Escales del Centro de Estudios Legales y Sociales, con la participación de Isa Serra (Podemos, Estado español), Irina Karamanos (Chile), Judith Götz (investigadora, Austria) y Lucila de Ponti (Movimiento Evita).
¿Por qué cambió de bando la rebeldía? ¿Ante qué orden creen que se rebeló?
La verdad no creo que la rebeldía haya cambiado de bando. Las derechas (nuevas, viejas y recicladas) supieron canalizar en alternativas electorales el rechazo que generaron años de políticas más o menos neoliberales.
Lo que hoy se ve como una especie de “rebeldía reaccionaria” expresa sobre todo descontento con dos cosas:
· El empeoramiento de las condiciones de vida en el capitalismo.
· Los discursos que la filósofa estadounidense Nancy Fraser describió como “neoliberalismo progresista”, que combina una agenda económica neoliberal con la apropiación de algunos discursos e imágenes feministas (parte del proceso de cooptación e integración de sectores del feminismo a partir de los años 1980 a nivel internacional).Nada de esto niega que el rechazo a estas políticas esté siendo canalizado por sectores reaccionarios con una agenda claramente reaccionaria. Las derechas encontraron un discurso y un lenguaje para expresar ese descontento doble. De hecho ni Milei ni La Libertad Avanza son una novedad en cuanto a su narrativa, pueden encontrarse muchas similitudes en campañas como las de Boris Johnson en el Reino Unido, Donald Trump en Estados Unidos o Giorgia Meloni en Italia.
Esos discursos e imágenes suelen generar una sensación de confort y seguridad, y ofrecen una explicación de por qué la vida en las sociedades contemporáneas no es satisfactoria. Y sobre todo ofrecen una respuesta a la incertidumbre económica y hasta ambiental, a la vida precarizada en todos los niveles (desde tu futuro laboral hasta los vínculos interpersonales).También apelan a la nostalgia de un “pasado mejor”. La idea de un orden social organizado alrededor de lo “natural” (la familia nuclear, los roles de género como el varón proveedor y la mujer criadora) y lo estable (trabajo e ingresos fijos) es atractiva para los sectores que movilizan estas derechas, sobre todo varones jóvenes pero no solamente.
En esa narrativa, es lógico que el movimiento feminista haya sido identificado como el principal enemigo: porque disputa los roles de género, rechaza la biología como mandato y cuestiona prejuicios. Según el relato conservador que construyen las nuevas derechas, el movimiento feminsita y el movimiento LGBT destruyeron ese “orden natural” que, dice el relato, funcionaba perfectamente en comparación con el caos contemporáneo.
Si es relativamente sencillo traducir esas narrativas en ofertas electorales efectivas es porque los gobiernos que los precedieron se apropiaron y utilizaron determinados discursos feministas, los redujeron a políticas institucionales o intervenciones estatales, con resultados mixtos, pero siempre como parte de agendas que empeoraron las condiciones de vida de la mayoría de la población, por ende de la mayoría de las mujeres y personas LGBT.
¿Cómo volver a recuperar la iniciativa desde los progresismos? ¿Cómo reclamamos rebeldía y radicalidad?
Me parece importante poner o volver a poner en el centro, las agendas populares, es decir, las demandas que responden a los problemas de la mayoría de las mujeres y las personas LGBT. Y para hacer eso, algo clave es no silenciar debates (silenciar con argumentos como los que escuchamos los últimos años “le estás haciendo el juego a la derecha”), propiciar y no anular miradas críticas desde el movimiento feminista, que siga haciéndose preguntas.
Creo que hay una idea valiosa de la marea verde de 2018, que fue explicar el derecho al aborto como una demanda que respondía un problema social, no una agenda corporativa. Las mujeres y las personas con capacidad de gestar fueron las protagonistas, pero el objetivo del movimiento fue convencer de la idea de que el acceso el aborto legal era un tema de salud pública e igualdad, por lo tanto de interés para la mayoría de la población y no una agenda corporativa.
Recuperar esa idea, que además habilita debates que van más allá de la “ampliación de derechos”, permite acercarnos aunque sea instintivamente a los problemas estructurales en los que se apoyan las desigualdades, las verdaderas líneas de falla de las sociedades capitalistas. Creo que cualquier planteo radical, rebelde, empieza por ahí, con la sospecha de que ninguna “ampliación” ni política pública resuelve las desigualdades de origen, que son sociales y económicas y no se limitan a los derechos (que ya sabemos, pueden ampliarse mientras no se modifica nada estructural).
La estrategia política comunicacional responde a la idea de provocación estratégica (lanzan un mensaje muy por fuera de lo aceptable -como el trabajo infantil-, reaccionamos a eso y hacemos dos cosas, que ese mensaje crezca y correr los límites del debate). ¿Cómo podemos armar contranarrativas? ¿Cómo funcionan esas narrativas de la derecha contra los progresismos? ¿Cuánto daño creen que está haciendo?Es importante discutir las ideas y los discursos reaccionarios, desarmar los prejuicios, como es tradicion del movimento feminista, su historia está hecha de eso. No tiene que significar discutir todo pero, por ejemplo, ideas como “vender a tu hijo o ponerlo a trabajar” (propuestas por Milei o diputados de su bancada) son debates legítimos, menos por Milei y más por el hecho de que en el capitalismo conviven muchas de estas cosas con discursos y agencias gubernamentales que se conforman para evitarlo (y no lo consiguen, porque esas dinámicas se inscriben en la explotación del trabajo humano).
Al mismo tiempo es importante tener una agenda propia, no abandonar temas porque pierden peso en medios mainstream, seguir exigiendo respuestas a funcionarios, legisladores y legisladoras. Por ejemplo, en la campaña presidencial de 2023, fue un escándalo el anuncio de Milei sobre la posible derogación del derecho al aborto pero no importó demasiado (salvo algún planteo excepcional) que no fuera una pregunta obligada la opinión de los nuevos diputados y diputadas sobre este y otros temas. Algo que debilita nuestra respuesta potencial en peleas futuras, ¿con cuánto apoyo contarían modificaciones reaccionarias en el Congreso y el Senado hoy?
Por otro lado, creo que no sirve de nada promover desde el movimiento feminista relatos nostálgicos de políticas públicas. Por supuesto, esto no significa no defender los derechos conquistados, enfrentar despidos y cierres, defender a las trabajadoras y trabajadores que sostienen políticas y programas públicos (que la mayoría de las veces tienen empleos precarios) con buenos resultados (como el plan ENIA).
En absoluto significa renunciar a defender lo conquistado, pero no creo que debamos ser promotoras del rol del Estado, no es tarea del movimiento feminista. Nuestra exigencia es que el Estado garantice el acceso a los derechos a todas las personas, pero eso no significa compromisos con ningún gobierno. Es más, creo que aceptarlos va contra la esencia libertaria (una palabra que también me parece importante recuperar para nosotras) de los movimientos que luchan contra la opresión.
Que el Estado cumpla su promesa de igualdad aun formal es lo mínimo que se le exige a una sociedad que se llama a sí misma democracia. La lucha contra la opresión, la precarización de la vida, contra la explotación, es algo mucho más grande, va mucho más allá que la defensa de derechos.
Finalmente, ¿a quiénes les hablamos las feministas? ¿Cuándo? ¿Con qué lengua? ¿Cómo nos enfrentamos al sentido común contra los avances feministas y sociales?
Empiezo por el final, no creo que haya un sentido común contra los avances feministas y sociales, creo que sobre todo que hay un sentido común, instalado recientemente, producto de una identificación errónea (mediante la apropiación de esos avances de parte de gobiernos e instituciones). Y creo que es importante incluir este y otros problemas relacionados en los debates feministas para volver a la cuestión de la independencia política, que no significa ser apolíticas sino no aceptar compromisos ni silenciamientos.
Creo que las feministas, sobre todo las feministas socialistas, tenemos que hablarle al conjunto de la sociedad, con la misma convicción que lo hicieron las sufragistas de comienzos del siglo XX o muchos sectores de la llamada segunda ola feminista de los años 1960 y 1970. Porque en momentos muy diferentes y demandas distintas (cada época con sus debates correspondientes), peleaban contra las injusticias hacia su género pero su lucha era por transformar la sociedad que las oprimía, y así confluyeron con las luchas de trabajadores y trabajadoras, de pueblos oprimidos por sus propios países y fortalecieron sus luchas siendo parte de luchas que superaban cualquier agenda corporativa.
Siempre tengo en la cabeza la idea de una filósofa inglesa que se llama Lorna Fynalson que dice que la verdadera pregunta que tenemos que hacernos no es si es posible que exista un capitalismo sin discriminación de género, sino si esa sería una igualdad por la que valga la pena luchar. No es que sea un camino fácil, solo parece el único realista.
Te puede interesar:Jornadas feministas ante el fenómeno de las nuevas derechas